jueves, 8 de febrero de 2018

Soy federalista porque soy internacionalista (por Maria Comín)

Catalunya será charnega, “choni”, “quilla”, gitana, “sudaca”, “machupichu”, “paki”, mora, china, rumana, o no será, será mestiza o no será

(Intervención en el debate Puente en la Palabra de Radio Rebelde Republicana celebrado el 26 de enero de 2018 en Calabria 66)



Agradecer a Javier y al Programa Federal 3R de Radio Rebelde Republicana, la organización de los debates Puente en la Palabra, estas conversaciones desde la mirada coral del federalismo y la invitación a participar en este debate con esta compañía de lujo.
Quiero empezar recordando a dos mujeres y a un hombre que nos han dejado esta semana. La escritora nicaragüense Claribel Alegría, nos dejó ayer, amiga entrañable, madre y suegra de mi gran amiga y mi gran amigo de Nicaragua, conversadora y luchadora incansable. A Naomi Parker Fraley icono del poster “Podemos hacerlo!” (We Cant Do It!”). Y al poeta chileno Nicanor Parra.
Y entro en el tema del debate. Por qué federalismo?  Como dije el día que me presenté cuando me invitaron a participar en el grupo federal de ICV y de Catalunya en Comú, soy federalista porque soy internacionalista. Y porque todas la sociedades son mestizas (a menos que seamos cuáqueros o amish) y estamos destinados a tener que entendernos. Si entendemos federalismo como el pacto o la alianza entre realidades diferentes, ya sean pueblos, comunidades…. preservando la identidad de cada uno, es decir, unión y pluralidad, unión y diversidad, fraternidad, dentro de un marco de confianza, creo que es la mejor forma de organizar sensibilidades y procedencias diversas y de garantizar la democracia.  Democracia entendida como el acuerdo entre diferentes partes, con unas reglas del juego comunes aceptadas y respetadas por todas las partes, para llegar a una propuesta común, no entendida como el triunfo de una parte (la mayoría), sobre la otra u otras partes (minoría).
Este mes de Diciembre e inicios de Enero he tenido la oportunidad de cruzar la Península de Este a Oeste, y de Norte a Sur; desde Barcelona hasta el Bierzo leonés, pasando por Aragón, la Rioja y tierras castellanas;  y luego viajar desde Barcelona hasta Málaga y Cádiz bajando por el Levante, y de regreso  cruzando la Andalucía interior y la Meseta haciendo parada unos días en Zaragoza, para llegar de nuevo a Barcelona. En todas las visitas no ha habido un solo día en que no hayamos conversado con alguien que tenga familia en Catalunya o que haya vivido en Catalunya. Catalunya tierra mestiza desde sus orígenes, griegos, romanos, fenicios, árabes…, con intercambios constantes con Aragón por su vecindad y proximidad. Y si nos acercamos al siglo XX, la Catalunya actual la levantaron junto a los catalanes de nacimiento la masiva llegada de emigrantes de toda la Península, especialmente de Andalucía, estos andaluces a los que Miguel Hernández les dedicaba estos versos:  
“Andaluces de Jaén,
aceituneros altivos,
decidme en el alma: ¿quién,
quién levantó los olivos?

No los levantó la nada,
ni el dinero, ni el señor,
sino la tierra callada,
el trabajo y el sudor.
Vuestra sangre, vuestra vida,
no la del explotador
que se enriqueció en la herida
generosa del sudor.

No la del terrateniente
que os sepultó en la pobreza,
que os pisoteó la frente,”

La Cançó de Bressol de Joan Manuel Serrat sintetiza muy bien esta mezcla, este mestizaje de la Catalunya del siglo XX:
"Por la mañana rocío,
al mediodía calor,
por la tarde los mosquitos:
no quiero ser labrador".

Cançó de bressol que llavors ja em parlava
del meu avi que dorm en el fons d'un barranc,
d'un camí ple de pols, d'un cementiri blanc,
i de camps de raïms, de blats i d'oliveres.
D'una verge en un cim, de camins i dreceres,
de tots els teus germans que van morir a la guerra.”
Y posteriormente la emigración procedente de otros regiones y países del mundo, América Latina, el Magreb, Oriente Próximo, África, Ásia, Europa del este. De manera que somos una amalgama de culturas, identidades, orígenes y procedencias. Najat Elhachmi en uno de sus brillantes artículos decía: En la escuela me enseñaron que no era gente ni pueblo ni identidad ni nación ni ninguna etiqueta que me quisieran atribuir, en la escuela catalana a la que fui me enseñaron que era ciudadana”. Es evidente pues que hay unos vínculos históricos, familiares, que entrecruzan Catalunya con el resto de pueblos de España y ahora del mundo. Tanto es así que en Noviembre de 2015, después de visitar la Alhambra y el Generalife en Granada, subimos al Albaicín, había una puesta de sol magnífica y unos gitanos tocaban la guitarra y daban palmas, Bruna,  nuestra hija, entró en éxtasis, realmente el espectáculo era de una belleza inmensa, con la Alhambra al fondo y el cielo de un rojizo y anaranjados intensos y el Cante inundando el ambiente. El amigo malagueño que nos acompañaba, le dijo: “pero Bruna, si el mejor Cante y el mejor flamenco ahora lo tenéis en Catalunya”.
Yo misma, de madre catalana y padre aragonés, primera infancia andaluza, y después catalana, con el paraíso infantil en el Pirineo,  la Vall Fosca, origen de mi familia materna, veranos en el Moianés y después Alt Empordá, juventud latinoamericana, y el corazón desde pequeña en Vietnam, Sudáfrica, Palestina y las revoluciones latinoamericanas. Se me hace difícil pensar, pues, en levantar una frontera y en separarnos de la luz y el mar de Málaga y Cádiz, de los pueblos blancos andaluces, de la belleza de El Bierzo, y de Aragón. Quienes reivindican más autogobierno para las llamadas comunidades históricas, olvidan o desconocen que los Comuneros de Castilla, los Comuneros de Villalar, fueron los primeros en levantarse con conciencia de territorio el año 1520-1521, y de ahí procede el color morado de la Bandera Republicana. O que cuando estalló la guerra civil, la II República estaba a punto de aprobar los Estatutos de Autonomía de Andalucía y Aragón. De manera que si recurrimos a la historia para remarcar las diferencias, hagámoslo sin olvidos ni vacíos. Pero más que de diferencias me gusta hablar de diversidad, de identidades múltiples y de acuerdo, de puntos de encuentro, de fraternidad, respetando y salvaguardando, esta diversidad, más que remarcando la diferencia. Creo que cuando hablamos de diferencia podemos caer en cierto supremacismo, pues es fácil sobreponer unos a otros. En Catalunya estamos viendo como en estos últimos años y especialmente últimos meses el remarcar las diferencias nos está llevando a un etnicismo, clasismo y racismo excluyentes, cuyas consecuencias pueden ser imprevisibles. Sin ir más lejos, ayer las juventudes de Arran asaltaron por cuarta vez la sede del diario digital “Crónica global” y además se vanagloriaron de ello en un twitt, en nombre de combatir el fascismo.
Si queremos superar el conflicto creado hay que tender puentes y construir, ni Catalunya, ni España, ni Europa, no puede construirse a base de demandas identitarias, como decía esta semana la profesoras danesa Marlene Wind: “Europa no creo que pueda construirse sobre la base de demandas identitarias : me parece una idea de otro siglo. Este tipo de movimientos conducen al lugar equivocado: a una balcanización que debería asustarnos. Hay que tender puentes y construir. Es necesario una desescalada del conflicto”.
Creo que hay que retomar el catalanismo del que se ocupa en parte el profesor Aristu en su libro El oficio de resistir. Miradas de izquierda en Andalucía durante los años 60, lo que él identifica como la propuesta de Alfonso Comín y Jordi Solé Tura en la que “se propugnaba una síntesis de identidades andaluzas (y de otras regiones) de la inmigración con la catalana oriunda en un proyecto social, político y cultural integrador en una “nueva“ Catalunya, se consiguió a finales de los años 60 y primeros 70 y supuso el gran proyecto alternativo al de la burguesía catalana”.
Y por qué ahora el federalismo?
Pues porque pienso que hemos llegado al final de una etapa, que tiene un momento de inflexión no sólo aquí sino a nivel mundial con el movimiento de los indignados y que aquí se expresó con el 15M. Pero quienes hablan del “Régimen del 78” y desprecian la Constitución, creo que caen en un error. Visto lo visto y el punto en el que nos hallamos ahora, no se podían hacer las cosas de otra manera para acabar con el franquismo y reconozco la grandeza de quienes hicieron renuncias para llegar a acuerdos. Como nos decía en Nicaragua el gran maestro Xabier Gorostiaga no hay que ser principistas, que no quiere decir renunciar a los principios. Seguramente la Constitución ha quedado pequeña, por suerte, quiere decir que hemos crecido, como el niño al que los pantalones le llegan por encima del tobillo y las mangas del jersey por los codos. Hay 3 opciones, tirar los pantalones y el jersey, seguir querer metiéndose en él a la fuerza como un embutido, o alargar las piernas del pantalón y las mangas del jersey adaptándolo a la nueva realidad. Yo opto por la tercera. 
Efectivamente vivimos una crisis social, económica, política…  que es de alcance mundial: crisis de los refugiados y personas migrantes, problemas ambientales gravísimos y de difícil solución, diferencias salariales por género, por edad, por procedencia u origen, aumento de la pobreza infantil, por citar algunos de ellos, han hecho saltar por los aires el cierto bienestar que había en determinadas regiones del mundo como Europa, cierto, pues no era para todo el mundo igual. Ante esta situación de crisis y malestar generalizado, el nacionalismo soberanista, “procesista” e independentista catalán,  Converència/PedeCat , aprovecha la situación y tapa sus déficits como la corrupción y los recortes en políticas sociales para hacer un discurso quimérico que aparenta tener la solución a la crisis y prende en el descontento. Y ERC y la CUP le acompañan en este viaje y utilizan el “procés” como el elemento de cohesión social. Se han apropiado de Catalunya, nos hablan “del poble”, “d’un sol poble” y cuidado que esto nos lleva a viajes peligrosos y han convertido en hegemónico su discurso. Pero igual que la DUI “fake”, su quimera no existe, es un espejismo, dónde está su República?, sus logros?. Sus logros un pueblo fracturado y dividido y un país más empobrecido.
Desde cuando el nacionalismo ha sido de izquierdas o ha defendido los intereses de las clases populares y trabajadoras? Si miramos la historia de Europa se ha servido de estas clases trabajadoras para nutrir los ejércitos y los ha enviado a morir, caso de la I y II Guerra Mundial. En la situación actual, como un carlismo del siglo XXI, la burguesía dominante en el poder, ha utilizado esta quimera de la “Catalunya “lliure i independent” para establecer alianzas con la clase media y con sectores de las clases populares no metropolitanas precarizadas, amenazadas y descontentas, la menestralía, para tirar adelante el “procés”, vendiéndolo como una revolución, y el inicio de la revolución mundial, cuando se trata de una contra revolución burguesa o a lo sumo de una revuelta, ya que aquí no se está subvirtiendo ninguna estructura, y menos la capitalista, ni se está rompiendo con el poder, lo único que se está fracturando es la sociedad catalana.
Pero en Catalunya y en España nos hemos dejado llevar por otro espejismo, el antifranquismo era todo de izquierdas, por lo tanto los nacionalismos catalán y vasco son de izquierdas. Nada más lejos de la verdad. En la lucha antifranquista se encontraron personas y partidos de ideologías diferentes e incluso opuestas. El Franquismo entre muchas otras cosas colaboró en esta percepción equivocada al perseguir y prohibir todo lo que no fuera la cultura española elegida por él y malogrando la cultura de lengua castellana, desde el flamenco andaluz hasta la jota aragonesa, para poner algunos ejemplos.
Retomemos el eje de la lucha de clases, que a pesar de lo que algunos nos quieren hacer creer, sí existe, y el eje izquierda-derecha. Al menos esta es mi guía para intentar analizar y entender esta maraña creada, la telaraña “procesista”. La Catalunya y Euskadi desarrolladas y crecidas en gran medida durante el franquismo, además de nutrirse de la emigración del resto de España, sus burguesías se lucraron, se nutrieron y colaboraron con el régimen franquista, igual que los señoritos andaluces. Y más recientemente CiU no ha sido quién ha apoyado leyes y decretos del PP, cuando ICV e IU y más recientemente Unidos-Podemos-En Marea y Compromís parecían el Llanero Solitario en el Congreso de los Diputados?. Regresando a la lucha de clases, ¿las necesidades de las clases populares no son las misma en Cataunya que en Andalucía, Aragón o León.?  La precarización, la dificultad de acceso a la vivienda, la desigualdad salarial entre hombres y mujeres, el deterioro del medio, la degradación de la sanidad y la educación…. Pero como es que ha prendido en la clase media y en ciertos sectores populares, los menestrales de la Cataunya no metropolitana, el mensaje “procesista” e independentista de cariz fundamentalista? Había un sustrato que por una parte tiene un origen, una explicación histórico identitaria, en esta Catalunya que desde hace siglos se siente agraviada y víctima y que sitúa el arranque en lo que sucedió tres siglos atrás, en 1714, y que ha ido transmitiendo de padres a hijos este relato victimista, acompañado de una visión determinada de la historia de Catalunya, España y Europa, que muchas veces es más leyenda que realidad. Es necesario recuperar los significados y los significantes, las palabras y los símbolos, la historia; se ha actuado falseando el imaginario colectivo y pervirtiendo el lenguaje. Un victimismo que a su vez es supremacista, porque surge de sentirse diferente, mejor y no reconocido. Por otra parte este sustrato tiene su cultivo en los años de “pujolismo”, en los que se potenció determinada cultura catalana y se marginó y ninguneó otra, se malogró la inserción lingüística, que en los primeros años había sido ejemplar, y se explicó una Catalunya excluyente y exclusiva. Estos dos elementos han sido el sustrato donde ha prendido el “procesisimo” “identitario” fundamentalista que asocia España al PP y al franquismo y han creado el espejismo de la quimera del “procés”. Y que además se ha presentado como el inicio de la revolución mundial. Cómo vamos a levantar una nueva frontera si lo que hay que hacer es derrumbar fronteras, no sólo son inevitables los flujos de capital, también lo son los de personas, levantar fronteras en este mundo es como poner puertas al  campo.
Pero estos problemas y crisis, sociales, humanos y económicos que son de alcance mundial, vivimos nos guste o no en este mundo globalizado, solamente encontrarán respuesta si buscamos soluciones globales e interconectadas. El aislamiento y la separación no son soluciones, es inevitable imprescindible ponerse de acuerdo. La Catalunya “trabucaire”-anarco-carlista milenarista e identitaria está destinada a entenderse con la Catalunya mestiza, de origen migrante y con la Catalunya urbana metropolitana. De ahí la gran actualidad y necesidad de encontrar una propuesta federal tanto en el marco de España como de Europa.

Y ya para finalizar, solamente decir que Catalunya será charnega, “choni”, “quilla”, gitana, “sudaca”, “machupichu”, “paki”, mora, china, rumana, o no será, será mestiza o no será.

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