domingo, 7 de septiembre de 2014

Por un federalismo plurinacional del siglo XXI (por Francesc Trillas*)

Muchos de quienes defendemos el concepto de federalismo plurinacional no exigimos el reconocimiento de la soberanía nacional para Cataluña o Euskadi. Entre otras razones porque en el mundo del siglo XXI sólo puede haber soberanías compartidas y solapadas. Lo que necesitamos es avanzar hacia un federalismo europeo en el que los estados-nación vayan cediendo su poder


Daniel Guerra Sesma en un interesante pero pesimista artículo publicado en este blog asocia el término de federalismo plurinacional con el del reconocimiento de la soberanía nacional de los territorios constituyentes, por ejemplo de Cataluña y Euskadi en España. Sin embargo, muchos de quienes defendemos el concepto de federalismo plurinacional no exigimos el reconocimiento de tal soberanía, entre otras razones porque partimos de la base que en el mundo del siglo XXI sólo puede haber soberanías compartidas y solapadas.


Cataluña ya es plurinacional, en el sentido de que dentro de ella conviven varias “culturas nacionales”: la que ve TV3, la que ve Tele Cinco, y la que ve en vídeo programas chinos


Esta es una de las muchas razones por las que la constitución española de 1978 está un poco añeja, porque en una Europa con 28 estados, 18 de ellos con una moneda única, donde las políticas nacionales están totalmente restringidas por lo que se decide fuera de cada estado-nación, hablar de “soberanía nacional” como algo realmente existente es una entelequia.
Ni España es soberana ni Cataluña o Euskadi lo serán, si es que quieren seguir en el proyecto europeo y conectadas al mundo. Lo que tenemos que conseguir es que los ciudadanos europeos recuperemos algo de la soberanía que hoy tienen los mercados, y eso se hace en el contexto de un federalismo democrático europeo, al que se avance con realismo desde una estructura basada hoy en unos estados-nación que van perdiendo poder.
Creemos que sí que es posible una arquitectura institucional, como dijo Ramón Jáuregui “de muñecas rusas”, donde se relativice y se desmitifique el concepto de soberanía, y el mismo concepto de nación. Donde aceptemos con naturalidad que cada territorio es gobernado por varios niveles administrativos en el que cada nivel rinda cuentas directamente ante la ciudadanía, sin intermediarios como ocurre en un sistema confederal. Creemos que el concepto de federalismo plurinacional puede ser satisfactorio para entidades donde conviven distintas culturas “nacionales” (aún aceptando el carácter vago de este término) como Canadá o la India, que son federaciones plurinacionales donde no se reconoce la soberanía nacional de las unidades (en el sentido de que puedan libremente entrar y salir de la federación). Lo que sí que se hace es reconocer las singularidades culturales como una riqueza común, y se acepta un uso más laico, común y descargado de carga simbólica y legal del concepto nación, como cuando se habla de las naciones originales (los pueblos indígenas en Canadá).
En España ya se reconoce la existencia de nacionalidades, y en el Reino Unido se habla de Gales y Escocia como naciones, aunque tengan menos competencias que Cataluña. España es plurinacional y algunos creemos que sería positivo reconocerlo como se hace en Canadá. Pero es plurinacional no en el sentido que querrían darle muchos nacionalistas, sino en el sentido de que cualquier territorio de la Europa de hoy, quizás del mundo, es plurinacional. También Cataluña es plurinacional, en el sentido de que dentro de ella conviven varias “culturas nacionales”: la que ve TV3, la que ve Tele Cinco, y la que ve en vídeo programas chinos (como el señor de la tienda de debajo de mi casa). Incluso la mayoría de hogares en Cataluña, por no decir la mayoría de nosotros seres individuales, somos plurinacionales, pero queremos una arquitectura institucional que reconozca este hecho. La Cataluña y la España de hoy son la Europa de Claudio Magris, es el mundo de Amartya Sen, es la realidad de la mezcla. Desmitifiquemos conceptos e intentemos adaptar la ley a la realidad.

*Francesc Trillas es profesor de Economía de la UAB y coordinador del libro “Economia d’una Espanya plurinacional”.

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