lunes, 31 de julio de 2017

No pediré perdón por ser sindicalista y federalista (por Ovidi Huertas)


Es imprescindible que se inicie un movimiento federalista que sirva también para subrayar que son más las cosas que nos unen que las que nos separan. Desde el movimiento obrero debemos explicar a los trabajadores y trabajadoras en los centros de trabajo nuestras tesis y hacer que la nula negociación actual se transforme en un proceso de diálogo y negociación con el objetivo de dar paso a la reforma federal 


(Intervención de Ovidi Huertas en la presentación del manifiesto Sindicalistas y Federalistas el 27 de julio de 2017)



Buenas tardes soy Ovidi Huertas de CCOO y no pediré perdón por ser sindicalista y federalista.
Recientemente con motivo del XI Congreso de CCOO de Cataluña, se hicieron públicos los resultados de una encuesta interna entre los afiliados y afiliadas a CCOO. Esta encuesta reflejaba que la afiliación de CCOO se decanta más por un modelo de estado federal que por la independencia, y si sumamos los constitucionalistas y autonomistas el resultado es un 60% de no independentistas.
También, y esto no se ha destacado suficientemente en ninguna parte, la encuesta dice que las principales preocupaciones de los trabajadores/as afiliados a CCOO son el paro, los salarios, la pobreza, la corrupción, las pensiones, la sanidad, la educación. Y es contra esta lacra social contra la que como sindicalistas luchamos cada día.
Estamos ante una sociedad que cada día tiene más problemas de subsistencia y de pobreza y donde mayores y jóvenes son diariamente explotados y/o marginados por el sistema. Todo esto tiene nombres. Capitalismo, neoliberalismo, etc. Aquí se llama PP & CiA, la reforma laboral del PSOE primero, pero sobre todo la del PP de 2012 hicieron del mercado laboral un territorio desregulado totalmente, intentaron cargarse la negociación colectiva para anularla con la complicidad interesada de la CEOE y las empresas del IBEX.
¿Y quien fue el único socio parlamentario del PP para sacar adelante la Reforma Laboral? CIU que ahora se llama PDCAT.
Estos y sus socios son los que lideran un gobierno que nos quiere llevar a la tierra prometida, el paraíso. Estos son los mismos que fueron campeones europeos en recortes sociales y continúan aprobando presupuestos en el mismo sentido, muy por encima de la media española, estos son los mismos del 3%, ITV, Palau, Andorra, todo muy presuntamente claro.
Son los mismos que nos insultan y cuestionan a quienes no comulgamos con su credo y que quieren darnos lecciones de democracia y de lucha, lecciones a algunos que venimos de una tradición de lucha, primero contra el franquismo, en la clandestinidad, con encarcelados, represaliados y muertos, y que seguimos luchando hoy contra la clase política y empresarial de derechas que quiere seguir explotando y que se aprovechan sin escrúpulos de la reforma laboral llevándola al límite.
Otro tema muy diferente es hablar del agotamiento del modelo constitucional de autonomías y de los acuerdos del 78, acuerdos que hace tiempo demuestran que ya no tienen recorrido ni sentido. Esta España ya no es la España post-franquista en blanco y negro, ahora necesita un sistema sociopolítico diferente, necesita urgentemente una reforma constitucional para ir hacia la República Federal Española antes de que nos hagamos daño por el bien de una bandera o de un himno sin tener en cuenta a la gente.
¿Por qué apostamos por una España federal?
Queremos una España federal en el marco de una Europa federal y socialmente justa. En Cataluña, en estos últimos años se han ido acumulado muchos agravios y torpezas políticas que no han hecho más que engordar las filas del independentismo, muchos de los independentistas de hoy no lo habían sido hasta hace pocos años.
Desde la desgraciada sentencia del Tribunal Constitucional sobre el Estatuto (denunciado por el PP) hasta los reiterados incumplimientos de los sucesivos gobiernos españoles en materia de inversiones, todo ha sido un despropósito político interesado por ambos bandos, pero ni Cataluña es sólo JxSI/CUP ni España es sólo el PP, hay matices afortunadamente.
Nosotros creemos que no hay suficientes razones para desfallecer y creemos firmemente en una solución pactada, y que, en cualquier caso, la alternativa de la secesión es enormemente inquietante y peligrosa para la cohesión social. Llevar a la sociedad catalana a un proceso rupturista con la sociedad dividida puede ser muy perjudicial sobre todo para los más débiles: la clase trabajadora.
En este sentido, es imprescindible que se inicie un movimiento federalista al margen de los partidos en Cataluña y en España que sirva también para subrayar que son más las cosas que nos unen que las que nos separan, porque el planteamiento federal ajusta a nuestros principios de libertad, igualdad, justicia, solidaridad y fraternidad.
Porque el planteamiento federal se ajusta al mundo en que vivimos, definido por interdependencias crecientes y soberanías compartidas. Los grandes países de Europa y del mundo son repúblicas federales mayoritariamente.
Porque creemos que identidades diferentes no justifican levantar ni barreras ni fronteras entre personas. Podemos convivir en un mismo estado organizado de forma federal, cada uno con sus características diferenciales históricas, culturales de lenguaje etc.
Porque el estado-nación está obsoleto para hacer frente a los grandes retos del siglo XXI como la desigualdad, la pobreza, el cambio climático o la inestabilidad financiera internacional que gobierna el mundo como un títere. Vivimos en un mundo globalizado y por eso necesitamos soluciones compartidas y coordinadas, necesitamos estados fuertes, con gobiernos progresistas, sindicatos europeos y mundiales más unidos y fuertes, la atomización no lleva a ninguna parte y siempre es peor para los más débiles, la clase trabajadora.
La solución al conflicto entre Cataluña y España puede y debe encontrarse a través del diálogo, la negociación y el pacto, y el federalismo es diálogo, negociación y pacto.
Diálogo, negociación, pacto, y movilización, esto es la ABC del sindicalismo de clase, por eso estamos hoy aquí, federalistas de CCOO, con los compañeros y compañeras de UGT y USOC, porque al margen de pequeñas diferencias todos y todas somos sindicalistas y nos une la lucha por alcanzar un estado federal, la República Federal Española.
Pero esto no caerá del cielo, nuestra tarea es difícil, el ruido mediático del proceso lo tapa todo, es desde el movimiento obrero que debemos empujar para explicar a los trabajadores y trabajadoras en los centros de trabajo nuestras tesis y hacer que la nula negociación actual se transforme en un proceso de diálogo y negociación con el objetivo de reformar la Constitución del ’78 y dar paso a la reforma federal.
¡Muchas gracias!

lunes, 17 de julio de 2017

La cuestión catalana (por Francesc Trillas)

La evolución de la cuestión catalana va a depender de variables como la evolución a su vez de la política española, de la política europea e internacional, y de la fuerza y cohesión del independentismo (este artículo es un extracto de 'La cuestión catalana: hechos, escenarios y evolución deseable' publicado por la Fundación Friedrich Ebert)    





La fragmentación política de Cataluña es el reflejo de una realidad social, sociolingüística, geográfica y económica compleja y plural. La mayoría de los ciudadanos de Cataluña tienen el castellano como primer idioma, aunque especialmente entre las jóvenes generaciones la inmensa mayoría es totalmente bilingüe (además de producirse un peso creciente de población extranjera inmigrada). Las familias que tienen el catalán como primera lengua son hegemónicas fuera del área metropolitana de Barcelona, en las zonas que tienen un mayor peso parlamentario debido al sistema electoral vigente y donde hay un mayor número de municipios (más de 900 en el conjunto de la comunidad). El independentismo es muy mayoritario entre los votantes catalanoparlantes y no lo es entre los que tienen el castellano como primer idioma, muchos de ellos descendientes de los trabajadores que emigraron a Cataluña desde el resto de España en los años 1960 y 1970. El catalán es la lengua principal del sistema escolar desde los años 1980, tras décadas de predominio del castellano, que era el único idioma oficial en la dictadura franquista, aunque su uso fue promovido por las élites desde siglos atrás. El idioma castellano sigue muy presente entre la sociedad catalana por la inercia familiar, y por su peso en los medios de comunicación, el cine y las redes.
Cataluña es un caso paradigmático de uso de los medios que confiere un sistema descentralizado para promover un movimiento secesionista. En Quebec y Escocia el ascenso del secesionismo también fue impulsado por gobiernos sub-centrales con poderes relevantes. En Cataluña sin embargo se han producido tendencias más inquietantes todavía al producirse un abuso partidista escandaloso de los medios de comunicación públicos dependientes del gobierno autonómico. La mayoría independentista además juega permanentemente al límite de la legalidad intentando ir más allá de los límites constitucionales, mientras se somete a la población a una división social (que de momento no ha derivado en enfrentamientos violentos) provocada por la promoción propagandística constante de un marco mental nacionalista, con pocos precedentes en la historia de Cataluña. La actitud del PP y el primer ministro Mariano Rajoy de momento ha sido de cumplimiento escrupuloso de la legalidad, pero sin abordar los problemas políticos de fondo que están en la base del desencuentro entre una parte importante de la ciudadanía catalana y el conjunto de España.
La evolución de la cuestión catalana va a depender de variables como la evolución a su vez de la política española, de la política europea e internacional, y de la fuerza y cohesión del independentismo. La estrategia de los líderes secesionistas será intentar reforzar la idea de que un referéndum de autodeterminación es un derecho democrático obvio, pese a que no cabe en el marco constitucional español, como no cabe en el de la inmensa mayoría de las democracias desarrolladas. Un referéndum como el de Escocia agravaría la división de la sociedad catalana y reduciría todavía más la cohesión y visibilidad de los proyectos de izquierda y centro-izquierda.
La tensión que producirá esta reclamación seguirá tensionando probablemente a la sociedad catalana, que vivirá previsiblemente unas nuevas elecciones autonómicas adelantadas (las terceras desde 2012) al frustrarse los intentos de celebrar un referéndum. Es posible que al gobierno español de Mariano Rajoy y al propio independentismo les convenga la prolongación de la situación actual de parálisis (institucional y del gobierno autonómico), ya que del enfrentamiento más o menos estable y casi institucionalizado ambos extraen réditos políticos. Si Europa se mantiene unida y supera las amenazas del populismo antieuropeo, parece difícil imaginar un contexto internacional que favorezca una crisis constitucional agravada en España. Aunque los líderes del independentismo catalán pretenden distanciarse de los neo-populismos de otros países, lo cierto es que estos movimientos les han apoyado explícitamente (la Liga Norte, los Auténticos Finlandeses…) y que existe una complementariedad estratégica entre las fuerzas que desean un debilitamiento del proyecto europeo y quienes desean la disgregación de algunos estados-miembro.
Mientras tanto, si se generara un clima de diálogo, en España podría haber un consenso por un régimen lingüístico como el de Canadá, Bélgica o Suiza; por un Senado federal parecido al de Alemania; por un reconocimiento de las identidades singulares (y que cada uno las llame como quiera, relativizando y desdramatizando el uso del término “nación”); donde se delimiten bien las competencias de las distintas administraciones como sugiere la declaración de Granada del PSOE; con unos criterios de financiación e inversión territoriales más transparentes que los actuales; en una Europa con una política fiscal común, y un presupuesto digno de este nombre. Es dudoso que las fuerzas políticas actuales acepten negociar en un clima de buena voluntad un acuerdo formal de este tipo (aunque sus principios no estén muy alejados de su contenido) debido a los incentivos electorales que tienen.
Un federalismo español y europeo estable y robusto contribuiría a mejorar el contexto en que se desarrolla la cuestión catalana. Las soluciones ad hoc, los saltos al vacío y los parches temporales difícilmente resolverán los problemas de fondo. España podría ser mucho más estable, eficiente y productiva con este problema solucionado.
Detrás del rápido ascenso del apoyo al independentismo en los últimos años (pese a no superar en las elecciones y encuestas el umbral del 50% de los votantes) se halla el hecho, como afirma en su dossier sobre el tema el Financial Times, de que “a pesar de la aclamada transición de España desde la dictadura franquista a la democracia, todavía no ha construido un hogar plurinacional lo suficientemente cómodo para los pueblos cultural y lingüísticamente distintos. La España democrática les dio poderes reales. Pero para apaciguar a los nacionalistas españoles, se otorgó algún tipo de regla casera a otras 15 regiones. Los españoles, los catalanes y los vascos necesitan revisar la idea de convivencia”. El federalismo puede ser la salida.