El pasado miércoles, Agustín Sala publicaba en El Periódico un magnífico artículo resumiendo el tremendo asunto de los bonos patrióticos emitidos por
primera vez en 2010 por la Generalitat del tripartito y posteriormente por la
de CiU-ERC. Aunque relativamente lego en cuestiones de
economía, creo haber entendido, horrorizado, que los hechos se han desarrollado
de acuerdo con la siguiente secuencia:
1)
En 2010 la Generalitat de José Montilla necesita liquidez y Antoni Castells anuncia
una emisión de bonos para inversores particulares al 5% a dos años. La emisión
se cubre rápidamente.
2)
La medida es criticada por CiU en la oposición, pero luego, cuando CiU llega al
gobierno, Mas i Mas-Collell repiten las emisiones, hecho por el que no son
criticados por quienes lo hicieron antes, lógicamente.
3)
Los susodichos bonos son adquiridos por catalanes pudientes a través de bancos
y cajas que se quedarán en su momento con una comisión del 2%. Ya se sabe: la
banca siempre gana.
4)
No sabemos qué hace exactamente la Generalitat con el dinero que obtiene de los
inversores particulares porque sigue recortando por todas partes. Sospechamos
que nuestro Govern se apunta al consagrado dicho catalán: “qui dies passa, anys
empeny”. Tapa agujeros pero no afronta reformas estructurales.
5)
Llega la fecha de devolver las inversiones a los generosos patriotas que
acudieron a salvar a la Generalitat de la usura centralista. Como era de
esperar –y todos sabían con mucha antelación- la Generalitat no tiene ni cinco,
pero, en vez de declararse insolvente, que es lo que en realidad es, nuestro
Govern pide dinero al Fondo de Liquidez Autonómica (FLA), es decir, a la
Hacienda del Estado, la cual le concede un crédito ventajoso con dos años de
carencia y a bajo interés.
6) Gracias
al dinero prestado a la Generalitat por el FLA, los catalanes patriotas cobran
rigurosamente en el plazo previsto y, como quien no quiere la cosa, nos
endeudan a todos un poco más.
7) Y
para mayor y más grande hipocresía, nuestros gobernantes y nuestros catalanes
patriotas (y pudientes) se atreven -sin sonroja alguna- a proponernos la
independencia.
¿Pero
de qué van?
Yo tampoco entiendo de economía, y viendo el asunto de los bonos patrióticos me doy cuenta de que entiendo menos todavía. O por el contrario, de que lo entiendo todo perfectamente, como en una revelación.
ResponderEliminarParece que, a fin de cuentas, el gran profesor de Harvard se dedica al saqueo metódico y con alevosía aplicando la fórmula de moda: vaciar las arcas públicas para entregárselo a los inversores privados. Robin Hood del revés, así se resume el pensamiento económico del patriota Mas-Colell.
Ciertamente el autor del escrito es lego en cuestiones de economía. En el momento de devolver el dinero de los que compraron bonos existe un problema de liquidez, como existía en 2010, cuando Antoni Castells lanzó los primeros bonos. Ahora al existir el Fondo de Liquidez Autonómica (FLA) hay una alternativa mejor que una nueva emisión. Hablar de insolvencia (punto 5 de la secuencia) es una temeridad.
ResponderEliminarEn segundo lugar, la amortización de los bonos con dinero del FLA simplemente modifica el acreedor (antes, los "catalanas pudientes", ahora el Instituto de Credito Oficial -ICO ), en modo alguno aumenta el importe de la deuda.
Por lo demás, los "catalanes pudientes" a los que se refiere (simple clase media con unos pocos ahorros) tienen el derecho de proponer lo que quieran. El dinero del FLA proviene de nuestros impuestos y de la gente del resto del Estado. No entiendo que recurrir a los mismos constituya hipocresia alguna.
Sí existe problemas de liquidez en la Generalitat. Yo trabajo en la administración local. Ellos sabran como administran su dinero, pero los ciudadanos y otras administraciones padecen esa falta de liquidez que es el preludio del desastre al que quieren someternos. Son tan buenos gestores (ironía)
Eliminar